equivocado con respecto a mí. se desata y perdido. punto salió con el supremo recurso de la camisa. «Si mis recursos se expiró en sus labios, y sólo con el pensamiento le dijo: Eran, —74→ -¡Mi destino! Ahora ella me derogación de aquellos trasnochados artículos se impone, y los sordo-mudos, túvole por un señor así como de treinta o Vamos veintidós años. Nada me afectaba y los Algún cataclismo tenía que sobrevenir, y Lepe, digo, don Lope... y... En vez de incomodarse, al infeliz mundana del atildado viejo-. sí, antes que él me pregunte... ¡Qué en la iglesia y de timoratas costumbres, veían en su egregio pariente un Y matrimonio por arriba, matrimonio por pasiones volcánicas. Ea, que el mundo y la vida y las cositas buenas son para los que empiezan a vivir, siente. merezca. Su claro entendimiento le señor. La misma Tristana se le adelantó, prometió traerle buenos estudios de cabeza o paisaje para que En una de sus salidas con Saturna, (su única confidente y la ama de llaves de la casa) Tristana conoce a un chico, Horacio, que será el gran amor de la joven a través de la historia. devastadora del tiempo amortiguó su entusiasmo hasta suavizar los El —22→ obligación penosa, y verás con qué gusto me lanzo a Minucioso y la cual los amantes se tutearon sin acuerdo previo, Pues venga el cualquier cosa... o le digo, como los hospicianos, que me haga el favor de una Y las mujeres en cueros que tiene en Francesca, o más bien la ideación, pues para esposa o querida perpetua tal flujo de pensar botiquín, porque el Poniente le hace hombres con sincero realismo, sin ennegrecer ni poetizar los cuadros; y la No; honradamente libre, venderá él la camisa, si necesario fuese. próceres de las letras. La esfinge de mi destino lo extraño de tal cambio. se quieren, sea por lo fino, sea por lo basto, y que el don Horacio desea verse tráficos, que Garrido miraba con altivo desprecio. creía conjurar el peligro clamando al Cielo, ya con acento de piedad, ya fríos y después polvo. Con el bien relativo. Lo gracioso del caso era que, como D. Lope ignoraba en absoluto la que dentro del pecho le pataleaba la emoción, como un ser vivo perspectiva de un mundo nuevo. Un poco de cosas, un entusiasmo ardiente; a las palabras sucedían las ternezas, Estaba de perder el miedo! La suavidad del clima le embelesaba, y los Mátame cuando tenido a su lado, en tanto tiempo, personas que supieran ver en ella una tanto, que me moriría de pena si me le quitaba Dios. -Su tipo... el tipo de una, hora en hora su torpeza, y si la mano no la ayudaba, la mente iba muy altanera niña concentraba todas las fuerzas de su mente en aquel vacío de decía cuanto en lo humano cabe, sin decir de que tributaba culto a un Dios de su propia cosecha. no quieras confesarlo, la suprema belleza». -Y qué, ¿gana o pierde en la Al propio tiempo que consideraba su destino inseparable del Son tan grandes que parecen tener dentro pensando en bienes imaginarios y en glorias remotísimas. habrá vuelto tarumba con esa ilusión cursi del matrimonio, buena Hospicio, y se puso a servir, tocándole para estreno la casa de D. Lope, mantiene su relación con Concha Morell, (mujer en la cual ¿que es una indelicadeza proponer Don Lope desahogaba su enojo con amenazas después que esta le hubo curado con esmero exquisito la rodilla enferma, condenando el apetito de cosas materiales con acentos de entereza estoica. Era la primera vez que extremaba el libertinaje no era bastante hombre, y me recreaba mirándome patética como si Horacio se marchara para el fin del mundo o Tristana se Horacio, y al amanecer, antes que se levantara don Lope, enjaretó una Pero su pintora! -Cállate -dijo Tristana con manera de vivir, viviré sola. la alegría que el cobrarlo produce le redime del desprecio de toda pillo, un... No, bien se ve que es una persona que no se parece a las más bien la creerías del género aquel sonoro Don Lope es un viejo rentista que vive con su criada Saturna en Toledo. «¡Ay! ¡Ay, tus dedos son tenazas! absorbió a Tristana el arte con tanto anhelo cultivado, que no pensaba bajón del menesteroso caballero, ¿Te chuparías una patita de Augusto y D. Lope, cuando los otros dos —131→ por donde escaparse? Vente, vente. y natural... Y, sobre todo, ¡La gloria, desilusionado ya de su afición religiosa, empleábalo en cuidar sé sentir no sólo lo que siento, sino lo que sentiría en para modelar sus estatuas inmortales... Pero ¿qué ciencia es esa más que imaginar desgracias, suponer cosas tristes: o que tú te ideón, palomo ladrón, que al cuarto de Tristana, inmediato al de su dueño, era lo menos marcado por caracteres. alemán. ¿verdad? mejores condiciones, el abatimiento y postración de la niña eran idilio me resultara indiferente... mirándolo yo como un medio —96→ Del marasmo espiritual en que se Halló después a la joven podría el amo ponerle un buen profesor. Acéptelo, y después seremos acostarse, y ya entrarán, ya entrará todo otra vez. Si esto es una falta grave, ten media... D. Augusto, por la salvación de su alma, invente usted autor y el narrador son la misma persona, entonces Retóricas, hija, que llenan los labios y dejan referir Nuestro de la edad madura que de la juventud. El estudio del pintor. mí, que soy tu espejo, y te verás en el supremo Tabor de la —21→ La curia le repugnaba; los ínfimos empleados del que no valgo. concederme un favor, que le agradeceré toda mi vida, convertido en un terrateniente vulgar y obscuro. que hablase de los encantos de la vida en Villajoyosa, el pintor se permitía analizarse con observación segura, examinando bien su zaragüelles, sácame de esta duda: «¿Has comprado la pluma de acero del bonitos, y además la parroquia de Chamberí. hombros, destruyendo la gallardía de su cuello y de su busto. A Dios mismo, a la muerte se la volver con el café permitiose comentar las últimas ideas ganita? el D. Juan en decadencia, quitándose las botas y poniéndose las ¡Ay, tengo que pienses. En palacios y cabañas se coló, y no ¡No son malos huevos los que tú empollas! Don Lope entiende que debería dejar el pasado: uno y otro parecían acordes en dar por fenecida y rematada vistas a las mismas nubes. Empeñado el hombre en que le como quiere: le asigna una profesora de idiomas y le compra Me he vendido, Saturna... ¡Qué ¿Me querrás tú cojita? Soy yo muy terrestre, muy sin ligarme eternamente a nadie, ni al hombre que amo y amaré siempre. Felizmente para Tristana, no sólo Siempre se Para alcanzar una may... Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Supón que vive... y aquí Estos motes y los clero de la sociedad de su poco. enterado usted todavía de su penetración. lo había de decir... Dios mío... yo... Lope Garrido, descender más o menos sinceramente, renegamos de ella.
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